¡Se revela el misterio de la mancha de sangre! | Avances de La Promesa (19 y 20 de noviembre)
Nel Palazzo della Promessa: secretos, intrigas y un misterio sangriento
La tensión en el Palacio de la Promesa alcanza niveles insostenibles. Cada pasillo, cada habitación parece ocultar un secreto, y cada mirada guarda una amenaza invisible. Hann y Curro, tras meses de investigación y sospechas, finalmente avanzan en el misterio que los ha perseguido durante tanto tiempo, llevando a Ramona al lugar prohibido donde todo comenzó. Allí, entre sombras y rincones olvidados, descubren una mancha de sangre demasiado oscura, demasiado fresca para pertenecer al pasado. Ese hallazgo abre una pista inquietante que amenaza con cambiarlo todo.
Cruz, que ha vivido años protegida por sus mentiras, siente cómo el suelo se abre bajo sus pies. La llegada de Ramona, el coraje creciente de Hana y la determinación de Curro representan amenazas reales que podrían desvelar secretos que ya no puede controlar. Mientras tanto, la presencia de Ana en el corazón de la servidumbre revive viejas heridas y rencores no resueltos. Santos empieza a mostrar un lado inquietante, recordando sombras del pasado que creíamos olvidadas.
En el piso noble, los equilibrios se tambalean. Manuel trabaja en un proyecto que guarda más secretos de los que aparenta. Jacobo actúa con cautela, manipulando situaciones que podrían condicionar a Martina y a Catalina, quien, agotada por su embarazo, navega entre dudas y confidencias que la consumen poco a poco. Mientras tanto, Padre Samuel y Maria Fernández viven un momento demasiado sincero para ser ignorado, y Ángela lidia con el peso de una verdad que amenaza con estallar y afectar a todos.
Entre tensiones crecientes, alianzas frágiles y revelaciones que apenas emergen a la superficie, la mancha de sangre reciente e inexplicable se erige como presagio de una verdad que nadie está preparado para enfrentar. ¿Qué pasará ahora? Cada personaje se encuentra en la encrucijada entre el silencio y la revelación, entre la lealtad y la traición, entre el miedo y el valor.
Curro, conmocionado por la revelación de Ángela sobre los supuestos planes del capitán del Amata, no sabe cómo reaccionar. Su atención está absorbida por algo más urgente: desentrañar el misterio de la habitación secreta y descubrir la verdad que él y Hann han buscado durante tanto tiempo. Mientras tanto, en la cocina, la presencia de Hana, madre de Santos, despierta recelos entre los sirvientes. Muchos desconfían de sus intenciones, y Candela está convencida de que Hana ha regresado solo para obtener algo de Ricardo.

A pesar de los rumores, Ricardo se siente feliz de tener a su madre cerca, especialmente ahora que Ana ha encontrado un trabajo en el pueblo y parece decidida a reconstruir un vínculo con él. Sin embargo, no todos ven este reencuentro con buenos ojos. Rómulo, siempre observador, reprende a Ricardo por su comportamiento con Pia, recordándole que el respeto es la base de toda convivencia, tanto entre colegas como entre amigos.
Finalmente, Hana y Curro llevan a Ramona a la misteriosa habitación secreta. La anciana examina cada rincón, aunque admite no recordar el lugar con precisión. Sin embargo, reconoce que siempre sospechó que Dolores y el marqués Alonso podrían tener un refugio secreto donde reunirse lejos de miradas indiscretas. La posibilidad de que ese cuarto fuera escenario de encuentros prohibidos despierta una mezcla de esperanza y miedo entre ellos.
La tranquilidad es efímera. Cruz, al enterarse de la presencia de Ramona, enfrenta con furia a Hana, ordenándole expulsarla y prohibiendo que vuelva a recibirla en el palacio. Ana, firme y decidida, recuerda que la Promesa también es su hogar y que tiene derecho a recibir a quien desee. Las palabras de la joven golpean a Cruz como un desafío directo. La marchesa, aunque no lo demuestra abiertamente, está consumida por la ansiedad, consciente de que un solo paso en falso podría arruinarla para siempre.
Dentro de la habitación secreta, la tensión alcanza su punto máximo. Hann muestra a Ramona la mancha de sangre sobre la alfombra. La mujer, perturbada, observa cuidadosamente y confirma los peores temores: no se trata de sangre antigua, sino relativamente reciente. La pregunta que atormenta a todos es inevitable: si no es de Dolores, ¿de quién es entonces? La incógnita promete desencadenar nuevos y preocupantes giros.
Mientras tanto, Padre Samuel nota que Maria Fernández lo sigue evitando, a pesar de sus intentos de tranquilizarla. La joven, llena de culpa y confusión, no puede gestionar los sentimientos que experimenta hacia él. Durante un encuentro, ambos terminan compartiendo una conversación sincera e íntima, donde emergen emociones que habían intentado reprimir, cambiando para siempre la naturaleza de su relación.
En el piso noble, Manuel discute con Catalina sobre la grave crisis económica que amenaza a la familia. Promete un plan para convencer al marqués Alonso de invertir en la explotación de todas las tierras de la finca, un proyecto que podría salvar la Promesa de la bancarrota. Catalina, exhausta pero confiada, decide apoyarlo, consciente de que el camino no será fácil. La llegada inesperada de Jacobo, a petición de Cruz, amenaza con alterar la estrategia. El joven, prometido de Martina, se infiltra en la familia con la intención de influir en las decisiones de la chica, presionándola para apoyar a los tíos en la venta de las tierras, generando un conflicto interno entre el amor y el deber.
Catalina, cada vez más afectada por su embarazo, lucha contra los malestares físicos y la presión emocional. Mientras tanto, Petra continúa sembrando conflictos, aprovechando la vulnerabilidad de Pia para herirla con comentarios venenosos y manipular la situación a su favor. La tensión aumenta cuando Petra decide que los conejos destinados a los sirvientes sean servidos a los dueños, provocando un enfrentamiento en la cocina donde Simona finalmente se enfrenta a la gobernante, defendiendo los derechos del personal y reflejando el malestar general que recorre la finca.

El hambre y la escasez de provisiones afectan gravemente a la servidumbre, y cada gesto de generosidad se recibe con gratitud, pero también con desconfianza. Los tiempos de abundancia parecen lejanos, y la Promesa ya no es símbolo de riqueza y prestigio, sino de tensión y supervivencia.
En otra parte del palacio, Padre Samuel y Maria Fernández continúan su conversación intensa. El sacerdote revela secretos familiares que Maria apenas puede procesar. La joven, desconcertada por la complejidad de la historia, lucha por distinguir entre verdad y fantasía, aunque el vínculo entre ambos se fortalece, imposible de ignorar.
Hann retoma su investigación. Tras descubrir la sangre en la habitación secreta, sigue una nueva pista que podría revelar al propietario de la mancha misteriosa. Su intuición la guía hacia un día específico y hacia Thomas, acercándola a un peligro mayor: descubrir una verdad capaz de sacudir a toda la familia Luhan.
Mientras el palacio se mantiene entre carestía, sospechas e intrigas, cada personaje enfrenta decisiones cruciales. Cruz conspira en las sombras, Jacobo gana influencia, Ana manipula, Pia sufre, Catalina guarda secretos y Hann sigue profundizando en su investigación. En medio de este clima de tensión, un detalle aparentemente insignificante —una mancha de sangre, un recuerdo fragmentado, una conversación escuchada accidentalmente— podría derrumbar todo el castillo de mentiras.
Finalmente, Hann sostiene la última pista en sus manos, y el silencio de la habitación secreta parece intensificarse, como si las paredes mismas esperaran la verdad que está a punto de salir a la luz. El Palacio de la Promesa está al borde de un descubrimiento que cambiará todo, y cada movimiento, cada decisión y cada secreto revelado promete alterar irremediablemente el destino de todos los que habitan allí.