Hablamos con los actores: Entrevista a Luis Maesso de La Promesa |RTVE Series

A menudo sorprende que ocurran situaciones como la que se describe, porque hoy día parecerían totalmente imposibles. Sin embargo, hay dos factores que permiten comprender por qué todo sucede de manera tan apresurada. El primero es que Ángela se encuentra en un estado de vulnerabilidad absoluta; su realidad es tan urgente, tan arriesgada y tan peligrosa que Beltrán no puede evitar ponerse en su lugar. Él siente que, de algún modo, está llamado a ser quien la proteja, casi como una figura salvadora que llega en el momento preciso para ofrecerle apoyo. Y, además, hay que recordar que en aquella época no era tan extraño que se concertara un matrimonio de un día para otro. Este es uno de los trabajos más importantes al interpretar un personaje de otra era: comprender que, aunque hoy resultaría inconcebible, entonces tenía sentido y podía suceder con naturalidad.

Cuando comencé a construir al personaje, lo primero que me indicaron fue que dejara de lado la rigidez histórica. Me pidieron que me acercara a Beltrán desde su esencia, desde su luz interior, desde su forma de sentir y ver el mundo, sin importar tanto el contexto temporal. Su carácter luminoso, su sensibilidad y su modo de ser debían ser la base, y luego, poco a poco, integraríamos los elementos propios de la época. Y, sinceramente, acceder a esa parte histórica no es tan complicado como podría parecer. Más allá de los modales, ciertas expresiones o la formalidad del lenguaje —como tratar de usted o utilizar palabras que hoy ya no se escuchan—, todo fluye de forma natural cuando el guion está bien escrito. Igual que al ver la serie el espectador entra rápidamente en la ambientación, también el actor puede hacerlo con facilidad si tiene un buen material en las manos. No importa si es verso, ficción, musical o drama: cuando la obra está bien hecha, la interpretación simplemente surge.

La Promesa: quién es Beltrán, el candidato a casarse con Ángela

Entre Ángela y Beltrán existe un vínculo muy especial, un entendimiento mutuo que trabajamos profundamente. Aunque la situación avanza rápido, Beltrán acepta porque realmente cree que ambos podrían construir un futuro feliz. Ángela, desde el primer momento, lo cautiva con su brillo, con su inteligencia, con esa habilidad natural para expresarse que lo deslumbra. Incluso en medio de la prisa, Beltrán siente con claridad que aquello puede funcionar. Y también es cierto que la dote ofrecida por Leocadia influye en su decisión, pero no por un interés egoísta. Para él, esa dote representa la posibilidad de devolver a su familia todo el esfuerzo y el sacrificio económico que han hecho por él. No se trata de aprovecharse, sino de retribuir.

Creo que cualquier espectador con un poco de perspectiva va a conectar con Beltrán, porque él llega a una casa donde hay rencor, violencia, venganzas, heridas abiertas y muertes, y su reacción es la que tendría cualquiera: quedarse perplejo. Es un personaje que permite que el espectador se vea reflejado, porque observa ese caos desde fuera y se alarma, se sorprende, duda, se hace preguntas. Luis, en ese sentido, se parece bastante a Beltrán: ambos desean que las cosas funcionen, que reine la calma, que el ambiente sea más amable. Beltrán no quiere generar malestar a nadie; más bien intenta aliviar tensiones. Es idealista, aunque sin dejar de ser pragmático cuando es necesario, y posee unos principios muy sólidos.

Hay escenas preciosas que recuerdo con especial cariño. Aunque muchos podrían pensar que Beltrán aparece principalmente como interés romántico, también tiene momentos de amistad muy profundos con Jacobo. No es habitual ver dos hombres en la pantalla compartiendo instantes de intimidad emocional desde la ternura o la complicidad, y me parece algo valioso. También hay una escena durante un desayuno con Leocadia que me encanta: aparentemente Beltrán parece ingenuo y da la impresión de creerse todo lo que ella le dice, pero en realidad percibe que hay algo oculto, que le están escondiendo información. Y, por supuesto, las escenas más emotivas son las relacionadas con Ángela: la despedida, el momento del “casi beso” mientras ella toca el piano… Esos instantes fueron mágicos, y trabajar con Marta fue increíblemente sencillo y hermoso.

¿Que si he visto ya esas escenas? Pues todavía no, y me hace gracia porque ni yo mismo las he visto aún. Pero confío en que, cuando los espectadores las hayan disfrutado, hayan sentido toda la emoción que pusimos en ellas.

La producción de la serie está hecha con un cuidado extraordinario, con mucho cariño y atención al detalle. Por eso yo intenté vivir cada día como si estuviera degustando un plato exquisito en un restaurante de alta cocina: saboreando cada momento, cada rodaje, cada intercambio entre personajes. Mi objetivo siempre ha sido que quienes ven La Promesa se sientan satisfechos y que yo haya podido aportar un poco de luz dentro de ese universo tan convulso que es la serie, donde siempre hay guerras internas, conflictos, tensiones.

Luis Maesso: “Beltrán llega a 'La Promesa' para salvar a Ángela”

¿Y si podría volver Beltrán? En La Promesa, cualquier cosa puede suceder. Siempre podrá regresar mientras haya necesidad de un buen abogado que pueda resolver los líos que se vayan desencadenando.

Y si desde producción te propusieran elegir entre dos opciones —una salida temprana pero con una muerte espectacular, impecablemente escrita, o continuar trabajando un par de meses más con un arco que se va diluyendo hasta desaparecer—, creo que me quedaría con la muerte memorable. Hay actores que se recuerdan justamente por la manera en la que mueren sus personajes. Sean Bean, por ejemplo, tiene recopilaciones enteras de sus múltiples muertes en cine y televisión, y cada una es más impresionante que la anterior. Así que sí, me decantaría por un final épico, digno, artístico. Y si pudiera elegir el tipo de muerte, escogería una muerte de entrega, de sacrificio por alguien más. Ya que el personaje se marcha, que al menos su final tenga sentido y deje huella. Aunque también es cierto que en ficción existen muchas muertes brillantes: traiciones, envenenamientos, asesinatos inesperados… todas ofrecen momentos dramáticos fascinantes.

Por último, gracias de corazón por permitirme aparecer en sus pantallas —ya sea en televisores, móviles, tablets o donde haya sido—. Ha sido un placer compartir este tiempo con ustedes, y ojalá volvamos a encontrarnos muy pronto.