¡CONSTERNACIÓN! REACCIONES AL ANUNCIO DE COMPROMISO MÁS LOCO || CRÓNICAS de La Promesa Series
Hola, empezamos semana juntos con un giro explosivo en La Promesa
La semana comienza con la tensión al máximo en La Promesa, y lo que parecía un simple murmullo de pasillos se convierte en un terremoto que sacude cada rincón del palacio. El ambiente ya estaba enrarecido por la desaparición de Catalina, pero lo que ocurre ahora deja a todos sin aliento. Doña Leocadia, en un movimiento tan calculado como arriesgado, decide hacer pública la noticia que nadie esperaba: el compromiso matrimonial de su hija Ángela con el temido y despreciado Lorenzo de la Mata. Una boda nacida no del amor, sino del chantaje, que amenaza con transformar el dolor de la familia en un espectáculo indigno.
La sombra de Catalina sigue pesando sobre todos. Ella ha sido arrancada de su hogar, separada de sus hijos y enviada a un destino incierto. El hallazgo de los pequeños escondidos en un cobertizo apenas trae un respiro, y la carta de Catalina, supuestamente escrita para justificar su marcha, genera aún más dudas. ¿Se fue por voluntad propia para proteger a los niños o fue obligada a firmar esas palabras bajo coacción? Esa incógnita hiela la sangre de quienes la leen. El palacio entero está sumido en un silencio sepulcral, con miradas turbias y respiraciones contenidas, cuando Leocadia decide soltar la bomba que deja a todos petrificados.
Imágenes – La promesa
El anuncio del compromiso de Ángela con Lorenzo no solo sorprende, sino que causa un estupor absoluto. Nadie aplaude, nadie sonríe, el ambiente se congela. La joven Ángela, al verse usada como moneda de cambio, reúne el valor que pocos esperaban y, con voz temblorosa, dice “no”. Un no que resuena en las paredes como un trueno, sacudiendo las conciencias de todos los presentes.
Curro, que escucha esas palabras, se estremece de ira. Lo suyo no es solo amor, es la indignación de ver cómo la mujer que ama es arrastrada a una unión indeseada. Su rabia lo delata, y no puede ocultar que Lorenzo está manipulando a todos a su alrededor. A su lado, Manuel se enciende por dentro. Él sabe bien lo que significa un matrimonio impuesto, porque todavía carga con las cicatrices de aquel enlace forzado con Jimena de los Infantes, la llamada “Lady Embustes”. Ver a Ángela en la misma situación lo enciende de rabia y dolor, porque entiende mejor que nadie la magnitud del sacrificio que intentan imponerle.
Y aquí es cuando surge una sorpresa inesperada: el marqués don Alonso, habitualmente un hombre reservado, de carácter débil y propenso a mirar hacia otro lado, da un paso adelante. En un acto de valentía poco común en él, se enfrenta cara a cara con Leocadia. Con voz firme le dice que todo esto es una locura y que ese compromiso debe anularse de inmediato. Es un momento que nadie esperaba del marqués, y que promete ser uno de los instantes más memorables en la historia reciente del palacio. ¿Tendrá realmente el coraje de sostener su postura frente a la inquebrantable Leocadia? La tensión promete un duelo verbal que marcará un antes y un después.
No es Alonso el único en reaccionar. Martina, a menudo tachada de caprichosa, sorprende al ponerse del lado de Ángela. Ella conoce muy bien lo que significa estar en el punto de mira de un matrimonio por conveniencia, recordando cuando quisieron casarla con el hijo de los Carvajal y Fuentes. Ahora, con determinación, se alza para denunciar que obligar a Ángela sería un error colosal. Sus palabras se convierten en un bálsamo inesperado, dándole fuerza a la joven en medio de la tormenta.
Mientras arriba las familias de abolengo discuten y se enfrentan, abajo, en la zona de servicio, la noticia corre como pólvora. Las cocineras, Candela y Simona, no pueden creer lo que escuchan y comentan con incredulidad. Teresa, fiel a su costumbre, no pierde el tiempo en esparcir el rumor por todos los rincones, mientras Pía, con gesto serio, aprieta los labios mostrando desaprobación aunque sin atreverse a intervenir. Los lacayos se miran desconcertados, incapaces de comprender cómo una madre puede entregar a su hija a un hombre tan ruin como Lorenzo, al que todos ven como un depredador que ha acechado pacientemente su presa.
Lejos de sentirse cuestionado, Lorenzo sonríe con satisfacción. Para él, la partida está ganada, la trampa ha funcionado, y cree que el matrimonio está a un paso de concretarse. Se ve a sí mismo como el gran vencedor, convencido de que en breve celebrará una boda que consolidará su poder. Pero no debería cantar victoria tan pronto: la oposición crece y el rechazo de Ángela, unido a las inesperadas alianzas de Alonso y Martina, empiezan a levantar una muralla que amenaza con derrumbar su plan maestro.
La familia, en su conjunto, queda destrozada y sin comprender del todo la magnitud de lo que está pasando. Cada uno reacciona desde su propio dolor, y lo único que comparten es la consternación. Las sonrisas se borran, los ánimos se apagan, y la sensación de que el destino de Ángela está siendo manipulado contra su voluntad convierte el palacio en un hervidero de tensión contenida.
La figura de Leocadia se muestra cada vez más sombría. Lo que para los demás es un disparate, ella lo disfraza de “decisión sensata en tiempos convulsos”. La verdad es que su verdadero motivo es el miedo: Lorenzo conoce sus secretos más oscuros y está dispuesta a sacrificar la felicidad de su hija para protegerse a sí misma. Además, busca alejar a Curro de Ángela, convencida de que su relación es un obstáculo peligroso para sus intereses.
El ambiente en el palacio se vuelve irrespirable. Los pasillos, testigos mudos de tantas intrigas, ahora retumban con rumores y conjeturas. Los ecos del “no” de Ángela aún flotan en el aire, el gesto desafiante de Curro promete conflictos, el ímpetu de Manuel sugiere que no se quedará de brazos cruzados, y la intervención del marqués abre la puerta a un enfrentamiento que pocos imaginaban.
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Así, lo que empezó con la desaparición misteriosa de Catalina, ahora se transforma en una batalla por la dignidad y el futuro de Ángela. Cada personaje se verá obligado a tomar partido, a mostrar sus verdaderos colores y a decidir si se pliega a los designios de Leocadia y Lorenzo o si se levanta contra un destino impuesto.
Pero mientras las emociones hierven en la superficie, una pregunta late en el fondo: ¿qué papel jugará la propia Catalina desde el lugar desconocido en el que se encuentra? Su carta deja más sombras que certezas, y su ausencia pesa como un fantasma que condiciona todas las decisiones.
El tablero está servido, las piezas se han movido, y aunque Lorenzo se crea ganador, la resistencia empieza a crecer. La lucha apenas comienza y promete capítulos cargados de sorpresas, alianzas inesperadas y enfrentamientos memorables. El dolor, el amor y la ambición se entrelazan en un torbellino que, lejos de apagarse, amenaza con crecer en intensidad.