EL JUEVES SABREMOS LO QUE OCULTA ENORA Y LOS DEJA DESCOLOCADOS || CRÓNICAS de La Promesa Series
La verdad de Enora: entre la mentira, la culpa y el perdón” 🔥
La próxima semana en La Promesa promete emociones fuertes, giros inesperados y una confesión que cambiará por completo el rumbo de los acontecimientos en el hangar. La protagonista indiscutible de esta trama será Enora, la joven francesa pelirroja que, con su sonrisa disimulada y su andar cojeante, lleva días despertando sospechas entre quienes trabajan junto a ella. Pero lo que parecía una simple lesión se transformará en una red de mentiras que acabará saliendo a la luz de la manera más dolorosa posible.
Todo arranca con un ambiente de aparente normalidad. Manuel, el señorito de mirada firme y mente ingeniosa, organiza el trabajo en el hangar con precisión. Las piezas del nuevo motor han llegado, los cálculos encajan, y el proyecto parece a punto de despegar. Sin embargo, lo que él no sospecha es que bajo la calma de esa rutina late una verdad oculta.
El lunes, Enora aparecerá cojeando, asegurando con una sonrisa forzada que se encuentra mejor y que solo necesita reposo. Pero Manuel, que ha aprendido a desconfiar de las apariencias, la observa con atención. Sus movimientos, su tono de voz y su actitud no le cuadran. No tarda en confrontarla directamente. Con tono firme, le suelta sin rodeos: “Enora, deja de fingir. Sé perfectamente que no estás lesionada. Te acabo de ver caminar sin cojear.”
‘La Promesa’, avance del capítulo del viernes 28 de febrero: Jana y Manuel dicen adiós
La frase cae como un rayo. El silencio que sigue lo dice todo. Enora, atrapada, intenta mantener la compostura, pero la farsa se derrumba ante sus ojos. El refrán se cumple: se caza antes a un mentiroso que a un cojo, y en este caso, ambas cosas van de la mano.
Toño, su prometido, intenta intervenir, buscando calmar la tensión. Pero la joven, acorralada entre el orgullo y la desesperación, no encuentra salida. Su mirada se nubla, su respiración se acelera, y antes de que nadie pueda detenerla, sale huyendo del hangar. Toño queda destrozado. No comprende lo que ha pasado ni por qué la mujer que ama lo ha engañado. Entre lágrimas y frustración, confiesa ante Manuel que siente haberlo decepcionado. “Solo traigo desgracias a quienes confían en mí”, le dirá, con la voz quebrada.
Manuel, por su parte, guarda silencio. No es solo la mentira lo que lo perturba, sino el sentimiento de traición. Enora no era una empleada cualquiera. Era su colaboradora más brillante, la persona en la que más confiaba dentro del equipo, y en cierto modo, una amiga. Su desengaño es profundo, aunque no lo muestre.
Pero el destino siempre guarda una segunda oportunidad. Cuando parecía que todo estaba perdido, Enora reaparece. Su regreso al palacio sorprende a todos. Llega seria, con el rostro pálido y la determinación reflejada en los ojos. “He vuelto para decir la verdad”, declara con voz temblorosa. Su frase, cargada de peso, congela el aire del hangar.
Toño no sabe si abrazarla o rechazarla. Manuel, más sereno, le advierte: “Esta vez no quiero excusas, Enora. Solo la verdad.” Y ella, clavando la mirada en el suelo, responde: “Eso es precisamente lo que he venido a darte.” Su tono suena sincero, pero el misterio sigue envolviéndola. Nadie sabe aún cuál es el verdadero motivo de su engaño.
Durante los siguientes días, la tensión será palpable. El hangar, antes un espacio de trabajo y esperanza, se convierte en un campo de batalla emocional. Manuel intenta concentrarse en el proyecto del motor, pero las dudas lo atormentan. Toño, dividido entre el amor y la desconfianza, no deja de preguntarse si han juzgado mal a la joven. Pero Manuel no cede: “Quien miente una vez, puede hacerlo siempre.”
La atmósfera se llena de miradas esquivas, silencios prolongados y sospechas. Los tornillos chirrían, los engranajes giran, pero el ruido más fuerte proviene de las conciencias. Enora lucha contra el peso de su culpa, consciente de que su secreto ya no puede mantenerse oculto.
Y así llega el jueves, el gran día. El último capítulo de la semana —ya que el viernes no habrá emisión por los Premios Princesa de Asturias— nos regalará uno de los momentos más intensos de La Promesa. Enora decide reunir a Toño y a Manuel en el hangar para contar toda la verdad. Con la voz entrecortada y las manos temblorosas, confiesa: “Intenté vender la idea del prototipo del motor. No por ambición ni por traición. Lo hice para ayudar a mi tío, que está arruinado, y pensé que así podría salvarlo.”
Sus palabras caen como plomo. El silencio se apodera del lugar. Manuel queda atónito, sin poder creer lo que escucha. Toño, con la cabeza baja, siente la vergüenza de no haber visto antes lo que sucedía. Todo encaja de golpe: la falsa lesión, la huida, los nervios, la desconfianza. Enora no mentía por codicia, sino por desesperación.
La Promesa – Eugenia aparece de pie ante Lorenzo
El dilema moral se instala en el aire. ¿Ha cometido una traición o ha hecho un sacrificio? Esa es la pregunta que todos se hacen. Incluso Manuel, que pese a su indignación, no puede evitar sentir compasión. Detrás del engaño hay una historia humana, un lazo familiar y una necesidad que ella no supo manejar.
Entre lágrimas, Enora asume su culpa. No pide perdón, solo comprensión. “Puede que no merezca vuestra confianza”, dice con la voz rota, “pero necesitaba que supierais por qué lo hice. Ya no tengo nada más que ocultar.” Sus palabras cierran la semana con un tono agridulce y dejan la puerta abierta a nuevas incógnitas.
¿Se acabarán realmente las mentiras de Enora? ¿O hay algo más que aún no se ha revelado? Lo cierto es que su historia ha dado un giro inesperado: de ser la ayudante brillante de Manuel, ha pasado a ser la mentirosa señalada, y finalmente, una mujer dispuesta a perderlo todo por decir la verdad.
La próxima semana promete seguir explorando las consecuencias de esta confesión. El proyecto del motor, la relación de Toño y Enora, y la reacción de Manuel marcarán un antes y un después en la serie. Porque en La Promesa, las verdades nunca llegan solas: siempre arrastran consigo el precio de haber callado demasiado tiempo.
Y así concluye una de las semanas más intensas de la serie, con una lección clara: las mentiras, por nobles que parezcan, siempre acaban saliendo a la luz. Enora lo aprenderá del modo más duro, enfrentando las miradas de quienes confiaron en ella… y quizá, encontrando en su caída la oportunidad de redimirse.