LA PROMESA AVANCES – ¡MANUEL FURIOSO: ENORA DESENMASCARADA! ESTO ES LO QUE OCULTA DE VERDAD…
La promesa – avances (SPOILER)
Discover more
Best vacation packages
Newspaper
La mañana amanece sobre la villa envuelta en un silencio que no parece propio del inicio de la actividad diaria. No es la calma típica del servicio antes de ponerse en marcha, sino una quietud densa, cargada, como si la casa entera aguardara a que saliera a la luz una verdad capaz de quebrarlo todo. Mientras en el hangar alguien conspira desde hace días, en otro punto de la propiedad dos figuras avanzan sigilosas, decididas a unir piezas que nadie se había atrevido a encajar. Petra observa… estudia… y lo que detectan sus ojos al alba tiene el poder de alterar por completo el rumbo de los acontecimientos.
En la cocina, Carlos hace lo posible por excusarse, aunque ignora que el peligro real no está allí, sino en lo que sucede lejos, donde un simple ruido metálico podría desencadenar un descubrimiento devastador. Y cuando ese secreto salga a flote, será imposible que todos salgan ilesos.
Petra, que instantes antes había revelado a Cristóbal quién manipuló las recetas, decide mantener vigilados todos los frentes. La mayor amenaza no está entre ollas ni sartenes, sino en el área prohibida del hangar. Mientras Loy celebra que el menú de la boda ha sido aprobado, Petra apenas presta atención: algo la inquietó la noche anterior… un eco metálico, un resplandor fugaz, un movimiento sutil. Todo apuntaba a ese lugar oculto.
Discover more
Best vacation packages
Newspaper
Moviéndose casi sin ser vista, abandona la cocina, cruza el pasillo, sube las escaleras y llega al ala norte. Justo entonces distingue a Enora avanzando con una llave apretada en la mano, seguida por Toño, tenso y mirando alrededor como si temiera ser descubierto. Caminan rápido, demasiado nerviosos para que aquello sea casual. El rompecabezas por fin empieza a mostrar su forma.
Enora y Toño no están construyendo un motor experimental sin más: están fabricando una oportunidad que podría eclipsar los avances de Manuel. Para Enora, no se trata de un simple diseño mecánico; es su posibilidad de brillar, de demostrar que es capaz de superar lo que Manuel aún no ha completado.
—¿Trajiste lo que te pedí? —pregunta Toño con voz temblorosa.
Enora afirma, explicando que ocultó las piezas en el establo. Su expresión se endurece, rebosante de ambición.
—Cuando esto funcione, Lisandro pedirá hablar conmigo, no con Manuel —sentencia.
Toño, dividido entre la admiración y el miedo, pregunta si Manuel sospecha.
—Está distraído —responde ella—. Cree que sigo investigando a Lisandro, pero no imagina lo adelantada que estoy.
La puerta del hangar se cierra tras ellos con un golpe sordo. No saben que Petra, oculta, ya ha visto demasiado.
Mientras tanto, en la sala contigua, Manuel revisa documentos, listas de materiales y piezas que no encajan con lo previsto. Algo no cuadra: entregas que él no autorizó, materiales sustituidos por otros de peor calidad, movimientos que nadie parece poder justificar. Se levanta bruscamente; la intuición se ha convertido en certeza.
La llegada inesperada de Leocadia interrumpe sus pensamientos. Ella entra con una actitud fría, casi desafiante.
—¿Trabajando tan temprano? —pregunta con ironía.
Insinúa que el mérito de los avances del hangar pertenece a Enora, no a él. Sus palabras atraviesan a Manuel como una herida. No es la primera vez que ella lo subestima, pero hoy el veneno es evidente.
—Sin Enora no tendrías nada de lo que presumes —finaliza antes de marcharse, dejándolo con una mezcla de rabia y desconcierto.
En la cocina, la tensión también aumenta. Carlos sigue a María Fernández, intentando hablar con ella pese a su evidente incomodidad. María, agotada, le pide que la deje en paz. Samuel interviene, colocándose entre ellos con una actitud protectora que crispan más los ánimos. Carlo niega ser una amenaza, pero Samuel insiste en que actuará como protector si es necesario. María siente que aquella discusión no hace más que añadir ruido a un día ya cargado de tensiones.

Horas más tarde, Petra entra en el laboratorio donde Manuel examina piezas defectuosas. Sin rodeos, le entrega un papel.
—Esto ha llegado esta mañana —dice—. Creo que deberías verlo.
En la nota, escrita con prisa, el proveedor de Burgos confirma que Enora retiró un pedido que supuestamente Manuel había solicitado.
—Yo no pedí esto —murmura él.
—Lo sé —responde Petra—. Por eso el proveedor vino a mí. Él sospecha. Y yo también.
El silencio que sigue es helado. Ya no es una sospecha: es la confirmación de la traición. Petra le advierte:
—Tenga cuidado. Quien juega sucio, rara vez actúa solo.
Manuel, decidido a obtener respuestas, se dirige al hangar. Allí encuentra a Enora y Toño encendiendo el motor clandestino. El ruido de la máquina es tosco, vibrante, salvaje… una creación improvisada, sin la armonía de los diseños de Manuel.
Toño da un paso atrás al verlo aparecer. Enora se gira con una mezcla de sorpresa y desafío, como si no temiera las consecuencias. Pero Manuel ya no necesita explicaciones: las pruebas hablan solas. A partir de ese momento, tiene claro que llegará al fondo del asunto, cueste lo que cueste.
El hangar se convierte entonces en el escenario de un enfrentamiento inevitable, un punto de inflexión donde las ambiciones ocultas comienzan a salir a la luz, y donde cada movimiento revela que la traición ha estado respirando demasiado cerca durante demasiado tiempo…