‘La Promesa’ capítulo 730: Manuel y Alonso se alían para salvar a Curro de Leocadia
Manuel y Alonso se alían para salvar a Curro de Leocadia
La aparente tranquilidad de La Promesa estalla cuando Manuel, cansado de las evasivas que han marcado su familia, obliga a Alonso a afrontar la realidad: si no intervienen de una vez por Curro, lo perderán para siempre. Por primera ocasión, padre e hijo deciden caminar en la misma dirección y enfrentarse al verdadero enemigo que se cierne sobre todos: la destructiva alianza entre Leocadia y Lorenzo de la Mata.
Mientras Leocadia mueve los hilos de una compleja mentira —un detective inexistente que debe sostener su versión sobre Catalina—, Cristóbal queda atrapado en una telaraña que amenaza con destruirlo. A la vez, Petra duda entre descubrir a Santos como el auténtico Madame Cocotte o aceptar, quizá por primera vez, el precio de su silencio.
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Carlo, enigmático y seductor, se acerca con aparente inocencia a María, aunque observa desde la sombra cómo los Luján preparan su contraofensiva. Cartas clandestinas entre Curro y Ángela, encuentros furtivos en los patios de servicio y un pacto silencioso entre Manuel y Alonso convierten el palacio en un territorio a punto de estallar. Y cuando el supuesto “detective” cruce finalmente la puerta, será el momento de descubrir si las mentiras de Leocadia prevalecerán… o si comenzará su caída definitiva y la salvación de Curro.
La tarde caía sobre el palacio con una luz inclinada que parecía arrancar secretos de las paredes. Toda la casa contenía la respiración, como si incluso las cortinas compartieran la sensación de que algo se había roto desde la disputa entre Leocadia y Adriano. El eco de las últimas palabras del conde aún flotaba en los corredores: exigía ver al detective que, según Leocadia, llevaba meses buscando a Catalina; un fantasma que no existía.
En un salón apartado, Leocadia contemplaba su reflejo en un espejo antiguo, el marco dorado apagado como su propia fortaleza. Sus ojos, oscurecidos y rodeados de un cansancio que el maquillaje ya no disimulaba, reflejaban la angustia que la consumía. “No vas a perderlo todo por un arrebato de Adriano”, murmuró, intentando convencerse. El conde había cruzado una línea, y si él estaba dispuesto a llegar al fondo de la desaparición de Catalina, ella lo estaba aún más para enterrarla nuevamente.
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La Promesa: Manuel se enfrenta a Alonso por Leocadia
—Cristóbal —lo llamó con tono helado.
El mayordomo apareció con su habitual corrección, aunque la rigidez en sus manos delataba que intuía el peso de aquella conversación.
—Necesito que encuentres a un hombre —ordenó ella—. Un individuo respetable a simple vista, maleable, dispuesto a representar un papel sin cuestionarlo.
Cristóbal entendió demasiado tarde.
—¿Un personaje, señora?
—Exacto. Será el detective que contraté… o que todos deben creer que contraté. Adriano quiere verlo, y si no se lo presento, hará preguntas que no debe.
El mayordomo protestó, consciente del riesgo. Pero Leocadia fue clara: lo verdaderamente peligroso era permitir que Adriano siguiera investigando. Su chantaje emocional fue más fuerte que la ética del mayordomo; Cristóbal, pensando en su familia, aceptó sin entusiasmo.
En otra ala del palacio, Manuel caminaba en círculos en el despacho de su padre. No podía permitir que Curro fuese sacrificado otra vez en nombre de las apariencias. Las palabras del joven golpearon a Alonso con una verdad dolorosa: demasiadas veces había mirado hacia otro lado. Curro, marcado por su origen y condenado al silencio, había cargado con el peso de decisiones ajenas.
Cuando Manuel exigió actuar, no solo protestar, Alonso finalmente cedió. Juntos buscarían pruebas contra Lorenzo, expondrían sus abusos y manipulación. Para ello, Manuel creía que Carlo podría ser clave; ese criado silencioso, siempre en el lugar adecuado, parecía saber demasiado. Alonso accedió a hablar con él, sellando así la primera alianza sincera entre padre e hijo.
Mientras tanto, en las cocinas, Carlo ejercía su encanto habitual. Entre bromas con Vera y choques “accidentales” con María, construía una red de simpatías que lo convertían en una figura irresistible. Pero su sonrisa amable escondía una mirada calculadora. María, atrapada entre la ingenuidad y una atracción creciente, empezaba a sentir que Carlo sabía más de lo que aparentaba.
En otro pasillo, Enora discutía con Toño. Rechazaba obedecer a Manuel, cansada de sus imposiciones. Toño, dividido entre su lealtad y el afecto que sentía por ella, accedió a cubrirla. Sin que ambos lo notaran, Manuel los observaba desde las sombras, inquieto por el comportamiento de su hermana y por los riesgos que ignoraba.
Alonso, con la determinación recuperada, enfrentó a Leocadia en un nuevo choque que resonó por toda la casa. Ella defendía el matrimonio de su hija con Lorenzo como una garantía de futuro; él lo veía como una condena. La discusión se tornó cruel cuando Leocadia volvió a llamar “bastardo” a Curro, recordándole que nunca había perdonado lo que aquel niño representaba. Alonso, herido pero firme, aseguró que no permitiría que destruyera a ninguno de sus hijos. La tensión culminó cuando Leocadia, tras su salida, reveló que ya tenía un supuesto detective para Adriano.
En los patios de servicio, Ángela recibía una carta secreta de Curro gracias a la ayuda de Pía, quien recordaba sus propios amores imposibles. La criada prometió proteger a los jóvenes mientras pudiera, aunque temía que las mentiras y la vigilancia finalmente los alcanzaran.
La Promesa Capitulo 730 (3 de diciembre )
A pocos metros, Petra encontraba pruebas que confirmaban que Santos era Madame Cocotte. El culpable la había intentado corromper ofreciéndole dinero y un lugar a su lado, despertando dudas en ella que nunca había tenido: ¿debería proteger su futuro por encima de su lealtad? Lope, sin saber nada de esto, le suplicó el nombre del traidor. Incapaz de decidir aún, Petra pidió tiempo, cargando con un peso que parecía partirla en dos.
Esa misma noche, Cristóbal localizó al impostor que interpretaría al detective. En una taberna encontró a un hombre acostumbrado a fingir, justo lo que Leocadia necesitaba. El plan avanzaba.
Carlo, observando desde la galería cómo Manuel y Alonso hablaban en el jardín, comprendió que algo grande estaba a punto de ocurrir. Su papel en todo ello, aún oculto, sería decisivo cuando el momento llegara.
Manuel y Alonso, unidos por primera vez, estaban dispuestos a enfrentarse a todos, incluso a sí mismos, para salvar a Curro. En distintas habitaciones del palacio, Ángela abría una carta, Petra meditaba su traición o silencio, y Leocadia afilaba el arma de su próxima mentira.
La Promesa avanzaba, inevitablemente, hacia un día en el que las medias verdades serían insuficientes. Y cuando la luz regresara, todos habrían dado un paso más hacia ese borde donde se decide si una familia se destruye… o si, contra toda expectativa, encuentra una forma de salvarse.