Spoiler: Buenas, promisers, clippers, ¿cómo estáis?

!Saludos a todos. Antes que nada, quiero expresar mi agradecimiento por el apoyo constante y por la manera en que muchos habéis percibido mi estado de ánimo en estos días. Aunque sigo algo desanimado, tengo intención de contaros mañana con más calma qué ha sucedido, porque realmente siento la necesidad de compartirlo. Por ahora, lo que sí podemos celebrar es el auténtico capitulazo que vivimos ayer en La Promesa. Lo promocionaron como un episodio especialmente singular dentro de los especiales, y la verdad es que no puedo estar más de acuerdo: fue una auténtica maravilla desde principio a fin.

Me sorprendió enormemente cómo, con solo tres intérpretes y un único escenario —el laberinto de pasadizos secretos— se logró una atmósfera casi cinematográfica, especialmente gracias a una dirección impecable. La labor detrás de cámara fue extraordinaria, con una precisión narrativa y visual que pocas veces vemos en la serie. Y claro, las interpretaciones estuvieron a la altura: Guillermo Serrano brilló con intensidad, Shavilock llevó casi todo el peso dramático con una solidez admirable, y Marta Acosta estuvo completamente a la altura. Resulta especialmente emocionante ver a un actor tan joven como Shavilock sobresalir de esta manera en el que prácticamente es su primer gran proyecto; constatar que su talento es reconocido me parece un verdadero lujo para la serie.

Entrando ya en el análisis del episodio, quiero zanjar una confusión que parece repetirse cada cierto tiempo: nunca, en ningún avance oficial —ni de la cadena ni de la propia serie— se insinuó que habría una muerte. Esos avances son los únicos fiables, y si algo no procede de ellos, no debe tomarse como información veraz. Además, comparando la promo del episodio con la que compartieron en colaboración con Valle Salvaje por el EMI, resulta evidente que aún quedan escenas futuras de personajes como Lorenzo o Curro comentando la boda, lo que vuelve imposible que el capítulo terminase con su muerte o la de personajes como Ángela. Y ya que estamos, aprovecho para aclarar otro rumor sin fundamento: Curro no abandona la serie. No sé de dónde ha salido ese bulo, pero más vale no dejarse engañar.

Como siempre, aquí tenéis a vuestro Juan C. Fuegos, el único y original, dispuesto a analizar este episodio con detalle. Ya sabéis: dejad vuestro “me gusta”, suscribíos si aún no lo estáis y recordad que también tenéis disponible mi novela Postbelum, un thriller apasionado ambientado en la España de los años veinte. Si la habéis leído, esas cinco estrellas y un pequeño comentario me ayudan muchísimo para que llegue a más lectores.

Ahora bien, entrando en materia, el arco de Lorenzo en este capítulo merece una mención aparte: el guion que gira en torno a él está escrito con una precisión brutal. Porque Lorenzo no es solo un personaje oscuro; es el retrato perfecto de un maltratador sistemático. Durante años sometió a Eugenia, dañó profundamente a su hijo y, desde que apareció en La Promesa, ha dejado claro que cualquier persona a su alrededor puede convertirse en víctima de su crueldad, ya sea una criada, su prometida o incluso Leocadia.

Me pareció enormemente acertado que el guion explorara su faceta manipuladora, la base de todo maltratador. Ese intento de construir una narrativa falsa apelando a recuerdos inexistentes —“¿te acuerdas cuando eras pequeño?”, “yo sí te quería”, etc.— funciona como un mecanismo psicológico clásico: inventar o distorsionar memorias para generar duda, dependencia o culpa. Curro, por supuesto, no comparte esos recuerdos porque no existen o porque, en el mejor de los casos, pertenecen a un momento aislado y totalmente insignificante dentro de una vida llena de maltrato. Es un recurso tristemente reconocible para quienes conocen de cerca situaciones similares.

Por eso mismo, no hay duda de que Lorenzo mentía descaradamente. Su descripción casi convertía a Eugenia en la villana y a él en un santo incomprendido, algo que contradice completamente lo que la serie nos ha mostrado durante meses. Y una vez más, me alegra que el guion reforzara esta idea sin ambigüedades.

En cuanto a Curro, fue un placer verlo en un registro de hartazgo absoluto, casi heredando esa frialdad de la familia Luján. Su reacción lo mostraba al límite, permitiéndonos ver una faceta suya más áspera y real. Además, todo el asunto de la joyería Yob se fue aclarando bastante, lo cual resultó interesante, sobre todo con la mención a Esmeralda, que sinceramente no esperaba. Pensé incluso que Lorenzo confesaría que el disparo que recibió Curro —y que mató a Feliciano— formaba parte de un intento de asesinato orquestado con Cruz. Me sorprendió que no fuera así, y ahora me queda la duda de si Lorenzo ocultó otro crimen o si hubo más visitas a la joyería que desconocemos.

La entrada de Ángela dio un cambio completo al tono de la escena. Quedó claro que sería capaz de matar a Lorenzo, pero aun así siento que hay personajes con mucho más derecho narrativo a hacerlo. Curro, por ejemplo, sería una opción infinitamente más satisfactoria desde el punto de vista dramático. Aun así, si Ángela lo hubiese hecho en ese momento, no habría sido una mala salida para la historia, aunque lamentaría muchísimo perder a Guillermo Serrano, porque su personaje es fundamental.

Lo que sí me llamó la atención fue el horror que sintieron Ángela y Curro ante la descripción que Lorenzo hizo de su futuro matrimonio. Resulta chocante que parecieran sorprendidos conociendo el historial que tiene: cómo trató a Eugenia, cómo se comporta con cualquiera que se cruce en su camino… pero es cierto que escucharlo en voz alta, con ese tono de dominio, de bestialidad casi animal —hablando de “domar” a Ángela como si fuera una yegua y de la descendencia que esperaba de ella— ponía los pelos de punta. Pocas veces hemos oído un discurso tan aterrador en la serie.

Después vino la mención a Leocadia. Lorenzo insinuó que ella tenía motivos para matar a Hann, y aunque Curro no prestó demasiada atención, no sería extraño que esa semilla germine después. Ahora que Lorenzo sabe que Hann fue envenenada, podría usar esa información para incriminarla definitivamente y tenerla bajo su control. De hecho, no me sorprendería que, una vez casado con Ángela, intentara encaminar a Curro hacia una “verdad” manipulada para deshacerse de Leocadia. Muerta, la herencia de Ángela recaería en él, igual que en su momento se benefició de la muerte del barón cuando Eugenia heredó el palacete.

Con todo esto, solo queda esperar cómo evolucionará cada una de estas tramas, que han quedado sembradas con una potencia enorme. Me encantará leer lo que pensáis en los comentarios: qué os ha sorprendido más, qué teorías manejáis y cuáles creéis que serán los próximos pasos de Lorenzo, Curro y Ángela. Y, como siempre, no olvidéis dejar vuestro me gusta, suscribiros para seguir disfrutando del mejor contenido sobre La Promesa y recordar que Postbelum sigue disponible para quienes queráis sumergiros en una historia de época llena de pasión, intriga y personajes inolvidables. ¡Nos vemos mañana con más vídeos y más análisis! !<